Por Primera Vez Cuento

Salí de su casa feliz, por ese increíble momento. Estaba nervioso, muy confundido, pero pleno de alegría. En mi cabeza una mezcla de emociones, que no podía contener, salían incontrolables por cada poro de mi cuerpo. Nunca había sentido algo así. Era algo completamente distinto, no se que fue lo que me impulso a decirle, a hablarle, a proponerle. Jamás me hubiese imaginado ser tan directo, pero no me arrepiento porque mis sentimientos fueron correspondidos. Y eso me llenaba de satisfacción.
Desde el jardín de la casa, mire en todas direcciones. Era muy temprano en la mañana y el barrio estaba desierto. Mire en ambas direcciones y relajado ante esa soledad, caminé agrandado hasta una de las esquinas. Me encontraba inquieto, y lo único que tenía en claro, era que necesitaba hablar Marcia sobre esto. ¡Era mi primera vez!
Respire profundamente, e intente calmarme. Camine unas cuadras y llegue hasta la parada de colectivo. Tome el celular y busque el número de Marcia. Al encontrarlo le envié un mensaje de texto, avisándole que llegaría en 30 minutos. Espere su respuesta, pero no llego ninguna, entonces pensé “¿Estará durmiendo todavía?”. Confundido, aguarde el transporte, y de repente, el tono de mi celular sonó.
- ¿Ezequiel estas ahí?-
- Pensé que estabas durmiendo.-
- Tu mensaje me despertó.-
- ¿Están tus padres?-
- Ellos salieron, volverán recién a la noche… ven te espero, ¿Estas bien? ¿Que sucede?-
Sin darme cuenta, por la emoción, corte la comunicación sin responderle.
Marcia era alguien única y especial. Entre ella y yo no había secretos. Nuestra relación, se basaba en la plena confianza. Si había alguien con quien podía contar, y hablar de cualquier tema, era ella.

Apenas entré en su casa, me abalance sobre ella para abrazarla fuertemente. En mi rostro no cabía mi sonrisa. Aun seguía plenamente excitado y sin poder contenerme, acaricié su firme trasero. Ella molesta me empujo fuertemente, pero no le di importancia, estaba exaltado y caminaba de un lado al otro. Marcia me observaba sin decir nada, pero al verme tan idiota, dijo sonriendo:
- ¿Quieres calmarte y decirme que te sucede?-
- ¿Te queda algo de hierba?- pregunte inquieto.
Muy intrigada, me observo de los pies a la cabeza, y luego de unos segundos asentó con la cabeza.
- Si, ahora traigo.-
Mientras tanto busque dos vasos, y de la heladera tomé una botella de Coca Cola. Cuando volvió, nos sentamos en el suelo del balcón. Ella encendió el porrito y aspiro intensamente, inhalando todo el humo. Luego me convidó. Di una pitada intensa, y contuve el aire en mis pulmones por unos segundos. Casi inmediatamente, la cabeza comenzó a darme vueltas. Hacia mucho que no fumaba, y aquello me pego fuerte, haciendo que todo comenzara a girar. Aun así, le di una segunda probada.
- ¿Me vas a contar que sucede?- preguntó Marcia, mientras fumaba el porro.
- Claro... Te cuento, hace un par de días, conocí a alguien.-
- Ah, por ese lado viene la mano, no me digas que por fin... ¿tuviste tu primera experiencia?-
- ¡¡¡Si, si!!!-
- Ja, así que tuviste tu primera vez… yo pensé, que nunca te ibas a animar, ja, ja.-
- Tendrías que haber visto sus ojos, fueron los que me conquistaron.- dije pensando en ellos.
Al mismo tiempo, que servia gaseosa en cada vaso, comencé a contarle desde el principio...

... Esa mañana, me encontraba esperando mi turno para entrar al cajero. No se que hora era, pero estaba medio dormido y embolado, porque una vieja no sabia como hacer para sacar plata, y encima le había pedido ayuda al que estaba delante mío. En ese momento, gire para ver quien se había agregado a la fila... y la vi. Increíblemente bellísima, las curvas de su cuerpo y ella, parecían un dibujo creado por Manara.
En ese instante implore que se demorara el tipo con la vieja, para poder intentar hacer algún comentario apropiado y no parecer un idiota. Pero nada me salió, y no supe decir para hablarle. Es más, llego mi turno y encontrándome dentro del cajero olvide que era lo que iba a hacer, así que sin hacer nada salí con las manos vacías. Como un tonto deambule por el lugar, tratando de hacer tiempo para que salga. Y entonces, cuando termino, me armé de valor y le hable. Todo aquello, tratando de no parecer un idiota... cosa que no logre, porque mi voz se escucho terriblemente idiota. Con apenas un hilo de voz, le dije:
- Hace mucho frío ¿no?... Estem, ¿Quisieras tomar chocolatada conmigo?- en ese momento pensé “¡trágame tierra!”, pero para mi sorpresa ella encantada, acepto mi invitación.
- ¡Eh! Copado, a ver, saco unas monedas y vamos.-

Así pues, entramos en la primera confitería que se nos cruzó. Reconozco que me deje llevar por su belleza física, no obstante luego de charlar durante un largo rato, fueron otras cosas las que realmente me llenaron. Se trataba de una joven culta, simpatía e interesante. Sus movimientos eran delicados, y se expresaba con una voz suave y sensual, que me dejaba excitado y volando por las nubes. Sin embargo, luego de verlos más de cerca, sus ojos negros provocaron en mí, que perdiera totalmente la razón y quedara ciego por ella. Sus padres la habían llamado Mía.
En ese momento y con la novena llamada telefónica de mi jefe, tuve que abandonar sin ningún tipo de ganas, ese lugar. Pensé que seria la última vez que mis ojos mirarían los de ella. Pero me sorprendí gratamente, cuando antes de retirarme, anotara en la palma de mi mano su número de teléfono celular, con una esquela que decía “Call me”.

Después de buscar que significaba en el google, salte de felicidad.

Al día siguiente, no aguante más y marque su número en mi celular.

Nos encontramos en la plaza del barrio donde ella vivía. Siempre supuse, que en la primera “cita” al estar uno nervioso, trata siempre de quedar bien con la otra parte. Entonces presumí que esta vez seria muy distinto; pero para mi sorpresa, todo resulto increíblemente divertido y excitante. En ese momento supe, que ella era la indicada para mí.

Durante una semana, la corteje como todo un caballero.

No quería apresurarla, y saque de mi, lo mas cursi que conocía. A ella le encantaba, y sus llamadas, y mensajes de texto, ingresaban a mi móvil muy seguido durante todo el día y la noche. Yo por supuesto, estaba viviendo una fantasía hecha realidad.

- ¿Tan fuerte te pego esta mina?- pregunto Marcia, mirándome de reojo.
- Es que, es única... Simpatía, buen humor e inteligente, ¿Que mas queres?... bueno, al margen que tiene un cuerpo, que raja la tierra.-
- Sírveme un poco más de Coca.-
- Aquí tienes... Che, ¿Dónde conseguiste esta hierba? mi cabeza aun da vueltas.-
- El vecino, de junto, tiene un par de macetas.- dijo mientras comenzaba a quitarse la ropa.
- Deberías pedirle más... bueno, te sigo contando... Finalmente ayer, después de salir del trabajo, nos encontramos en la plaza de su barrio. A dos cuadras de su casa. Imagínate, que si tuve vergüenza de invitarla a tomar algo, pues debes darte una idea, de como me sentía en ese momento. No podía decir una frase coherente. Me sudaban las manos y mis rodillas temblaban sin parar.

- Ezequiel...- comenzó a decir Mía.-...no quiero que pienses que soy una cualquiera…-
- No pienso eso…-la interrumpí inmediatamente.-…Mía, yo, no es eso lo que busco.-
- Sos un divino y eso me encanta, es por eso que te invite esta noche… Hoy mis padres viajaron… - se detuvo un segundo, y luego dijo.-…Sos muy especial para mí.-
Ella abrió el portón lentamente. Tímida recorrió el jardín hasta la casa donde vivía con sus padres. Se la notaba nerviosa, pero yo también lo estaba. Era tal la vergüenza, que no podíamos encontrar nuestras miradas sin reír tontamente. Mientras ella fue por algo de beber, recorrí el lugar con la mirada. Todo era muy familiar. Me senté en el sofá, y me perdí en una fotografía ubicada en una mesita, cerca de la ventana. En ella, se la podía ver a Mía con su mascota. Segundos más tarde, sentí que ella se acercaba y sentándose junto a mí, sus manos recorrieron mis hombros y espalda. En ese momento, aquellos suaves y sensuales labios encontraron los míos, que nerviosos no supieron moverse con pericia.
- Lo siento, no debí.- se apresuro a decir ella, muy apenada.
- No, no es eso, es que…- pero no supe que decir y con la yema de mis dedos, recorrí sus labios.
Con una sonrisa nerviosa, tomó mi mano y lentamente caminamos hacia el dormitorio.

La habitación estaba decorada con tenues colores rosas, y muchos peluches por todos lados.

- Delante de mí se quitó la ropa, su cuerpo desnudo... bellísimo. Ese dulce perfume de su piel, no voy a poder olvidarlo nunca. Luego se acerco y desprendió los botones de mi pantalón. Siguió con los botones de la camisa, y me dejo así, mientras se recostaba en la cama. Todo se conjugó perfectamente, cada caricia, cada beso, su piel y mi piel. Estar en su cuerpo fue una sensación, que no puedo describir con palabras.- Comenté embobado.
Marcia me observo, y se dio cuenta por la mirada pérdida que tenía, que me encontraba reviviendo ese momento, entonces furiosa se puso de pie.
- ¿Que sucede?- pregunte confundido.
- ¿¡Le hiciste el amor!?- dijo ella enfurecida.
- No pude evitarlo.-
- ¡¡¡Sos idiota!!!- gritó, para luego dejarme solo en el balcón.
La seguí hasta el dormitorio, donde se encerró dando un terrible portazo.
- Marcia…yo… - en ese momento salió rápidamente, y agarrándome fuertemente de los pelos, me tiró sobre el sofá,
- Dijiste que habías tenido tu primera vez… ¿Cómo fue?- dijo parada delante de mí, furiosa y cruzada de brazos, mientras movía nerviosamente su pie izquierdo.
- Luego de hacer el amor…-

… Nos encontrábamos en la cocina, ella buscaba unos vasos y descorchaba una botella de vino, mientras yo la observaba detrás de ella. Sonreí, sin saber si debía hacerlo en ese momento. Pero luego pensé, que no tenia que seguir involucrándome con ella. Además no quería hacerla sufrir, porque era una buena mina. Entonces me acerque a ella, para tomarla de la cintura. Se podía ver la felicidad y el amor que sentía por mí, en sus hermosos ojos negros. Seguramente no se imaginaba lo que sucedería.
Cuando le clave el cuchillo en el abdomen, no reaccionó. La observe mirándome confundida, y entonces bajo la mirada. Al verse el cuchillo clavado, comenzó a tambalearse, y en ese momento sus ojos se llenaron de terror. Sus manos descontroladas, pretendían quitar el cuchillo, pero no pudo. Entonces sus puños debilitados golpearon mi pecho, una y otra vez. Lentamente, sus movimientos se hicieron descoordinados y torpes, hasta que finalmente se detuvieron.
La acomode en el suelo. Quite sus cabellos del rostro, y observe aquellos ojos negros, que ya no tenían vida. Acariciando su rostro, los cerré con la yema de los dedos, y luego bese sus labios por última vez...

- …Y aquí estoy… ¿Estas enojada?- pregunte haciéndome el idiota, porque sabía que lo estaba.
Marcia seguía cruzada de brazos, y dándome la espalda, dijo:
- ¿¡Vos me estas cargando!?... ¡Te acostaste con esa! ¿¡Y me preguntas si estoy enojada!?-
- No te pongas así, fue todo parte de la experiencia… ya habíamos hablado de esto.-
- Si ya se... pero tengo bronca.- dijo mientras hacia puchero con sus labios.
Me acerque suavemente, y la abrazándola le hice unos ricos mimos, logrando hacerla reír.
- Entonces, ¿Seguimos?- pregunte.
- Si claro... Pero esta vez...- se detuvo un instante, y sonriendo terminó diciendo-...propongo que nuestra segunda vez, sea con alguien del mismo sexo.-
Abrí los ojos preocupado. Titubeé unos segundos, ante su propuesta. Pero luego de pensarlo solo unos segundos… acepte.